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COVID-19, NUEVOS HÁBITOS SOCIALES
La implicación del sector turístico en los nuevos hábitos sociales y la redefinición de los espacios públicos será clave.
A pesar de cumplir con todos los requisitos higiénicos y sanitarios exigidos para combatir la Covid-19, el mundo de la hostelería y el turismo ve con preocupación cómo esto todavía no es suficiente para poder sacar adelante ininterrumpidamente su labor. Y es que su suerte no sólo está ligada a los procesos internos ejecutados por empresas y trabajadores, sino que el entorno y clima sociales en los que se desarrolla el sector a veces pueden ser elementos determinantes para entender la inestabilidad vivida.
Así lo afirma Iñaki Garmendia, miembro el Comité de Expertos de la Organización Mundial del Turismo (OMT), en el artículo 'Turismo y Covid: espacios, vacunas y nuevos hábitos', publicado en el blog especializado Turismo y seguridad este mes de febrero . En él, Garmendia dice que “si se profundiza, se verá que el turismo y la hostelería por sí mismos no generan contagios, pero se entiende que, al estar vinculados al ocio y el esparcimiento, hace que surja un cierto relajamiento en el comportamiento de las personas con la consiguiente, ahora sí, transmisión de virus”.
Por todo ello, el autor considera que el sector deberá ser motor de cambio de una serie de hábitos y maneras de concebir las relaciones y los ambientes en los que tienen lugar. Pese a la inyección de moral que la vacuna puede suponer, tiene claro que no se volverá pronto a la manera de hacer de antes de la pandemia: “Es posible que muchos de los nuevos hábitos hayan venido para quedarse y que probablemente tendemos a relacionar y viajar de la misma manera, pero diferente.
Nuevos hábitos que seguirán valorando la proximidad, pero si puede ser con mayor distancia, lo que incidirá en los aforos y oxigenación de los espacios, se seguirá reconociendo el elemento emocional de los destinos siempre que profundicen en mi yo como persona - turista, la comunicación tenderá a ser más auténtica siempre que tengan la capacidad de informar sobre las nuevas medidas de seguridad.
En definitiva, s’anirà imposant una nova empatia turística i relacional on a l’habitual component ociós s’incorporin i citin els processos que ho garanteixin”.Aquests nous hàbits i compromisos adquirits, segons Iñaki Garmendia, hauran de superar les prediccions assentades i basades sobre els vells models, ja que aquests poden estar sobrecarregats d’optimisme. Això obligarà a treballar especialment en reforçar la confiança dipositada per mercats i clients durant anys i anys.
L’article finalitza recordant que “tota aquesta crisi en la parcel·la turística no és espontània, sinó que en gran mesura s’assenta en la seva fràgil interpretació interna i la seva consegüent descol·locació. Motius que han fet que el sector se senti marginat, encara que la seva aportació a la riquesa i ocupació hagin estat notables.